martes, 28 de septiembre de 2010

Una tecnología muy fresa

Producir fresas en invernadero bajo sistema hidropónico es una opción que no sólo permite obtener frutos de gran calidad y altos rendimientos, sino que además se vuelve algo redituable durante la época en que no se produce fresa en nuestro país, porque en ese momento el producto llega a alcanzar precios hasta tres veces más elevados de lo que cuesta normalmente.


Iniciar una inversión de este tipo, no es cualquier cosa. En principio implica determinar la ubicación ideal para el invernadero; tener una estrategia de producción para abastecer el mercado; saber a quién, cómo y a qué precio se venderá el producto y contar con el personal técnico capacitado.

Una vez que se han considerado los aspectos anteriores se empieza por acondicionar el invernadero. La producción bajo sistema hidropónico requiere la instalación de soportes suspendidos para evitar que los frutos tengan contacto con la tierra, dichos soportes pueden ser canaletas o algún otro material siempre y cuando se tome en cuenta que el invernadero debe soportar una carga mínima de 25 kilogramos por metro cuadrado.

La altura conveniente para instalar las charolas que sostendrán el sustrato va de 1.2 a 1.5 metros sobre el nivel del suelo —alturas mayores complican la observación de las plantas y el manejo del cultivo), mientras que la distancia entre hileras que se recomienda de 0.8 al 0.1 metro.

El sustrato que deberá utilizarse puede ser turba, lana de roca, perlita o fibra de coco, éste puede contenerse en bolsas de 0.5 a 1.0 metro de longitud o en macetas de 4.5 litros de capacidad.

El sistema de riego debe ser de precisión, capaz de otorgar agua y nutrientes a intervalos cortos y bajo volumen, además de tener un adecuado sistema de filtrado acorde a las necesidades de flujo, y de ser posible con válvulas solenoides que operen el sistema en función de la necesidad de agua de las plantas.

Calor con moderación

La mayoría de los cultivares de fresa provienen de clima templado, por lo que requieren de cantidades moderadas de calor.

De ser necesaria, la calefacción del invernadero se puede lograr con generadores de aire o mediante la circulación de agua caliente a través de una tubería. El primer sistema es adecuado para invernaderos chicos o de tamaño medio, en los que no es costeable instalar un sistema de agua caliente; mientras que el segundo se aplica generalmente a invernaderos de alta tecnología.

Expertos de la Universidad Autónoma de Chihuahua señalan que en primavera las temperaturas deseables dentro del invernadero son de 12°C en el día y 8°C en la noche para el crecimiento inicial en enero y febrero.

Una vez que aparecen yemas, la temperatura se debe incrementar gradualmente a 16°C en el día y disminuir a 10°C por la noche cuando se observen frutos de color verde. Durante la floración, la ventilación debe operar cuando se tengan temperaturas mayores a los 20°C ya que de lo contrario —dicen— se obtendría un crecimiento pobre y frutos malformados.

Para verano y otoño la temperatura del aire no debe exceder los 24°C disminuyéndose con excelente ventilación para evitar que se altere la polinización, se reduzca el contenido de materia seca y aumente la presencia de frutos pequeños. En septiembre se debe mantener a 16°C durante el día y 10°C por la noche hasta finalizar la cosecha. En invierno, para satisfacer las necesidades de frío de la planta, se requiere de un periodo de enfriamiento de 30 a 35 días por debajo de los 7°C.

Los especialistas indican que en cultivos tempranos o tardíos, es posible aumentar de 6 a 10 por ciento el rendimiento si se inyecta en la atmósfera dióxido de carbono entre 350 a 900 partes por millón, poco después del amanecer y una hora y media antes de la puesta del sol. Pues, comentan, esta acción propicia un mayor crecimiento de las hojas, lo que beneficia el tamaño de los frutos, su contenido de azúcar y ácido, mejorando su sabor y vida de anaquel.

En cuanto a la nutrición del cultivo, recomiendan reducir el contenido de nitrógeno al principio del año e incrementar el potasio durante la fructificación para mejorar su sabor y vida de anaquel, así también aplicar fósforo para fortalecer el sistema radicular y fierro para mejorar el color de sus hojas.

Manejo poscosecha

Algo que nunca se debe dejar de lado durante el proceso de cultivo, son las “buenas prácticas agrícolas”. Por eso al momento de cosechar, los frutos deben ser recolectados de las seis de la mañana a las 12 del día dejándoles el pedúnculo con longitud de cinco a seis milímetros y colocándolos, sin tocar, en bandejas de plástico.

Después, estos recipientes se acomodan en cajas que de manera inmediata se guardan en un cuarto frío para mejorar su apariencia y vida de anaquel por las subsecuentes 72 horas; sin olvidar que la transportación del producto también debe hacerse bajo un sistema de refrigeración.


Combate biológico de plagas

• Para evitar los insectos plaga y enfermedades que comúnmente atacan el cultivo de fresa, los expertos recomiendan manejar de manera adecuada el medio ambiente o utilizar hongos antagonistas como Trichoderma harzianum o Gliocladium virens, para el caso que se presente moho gris (Botrytis) o pudrición de raíz y de corona (Phytophtora fragaire).

• Mientras que para controlar los thrips, araña roja, araña de dos manchas y pulgón negro, se puede usar insectos benéficos como Phytoselius persimilis, Amblyseius sp, Therodiplosis persicae y Typhlodromus; o bien jabones suaves y extractos de plantas.

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